miércoles, 19 de marzo de 2008

Melchor y Gaspazar

Quien creería que no te lo podés creer, que cuando las circunstancias te llevan a pensar en los pedregullos dispersos por el patio trasero, donde a pesar de la denominación previa, sentís que es el patio delantero, porque vives detrás del mismo partiendo desde la calle. Entonces es cuando un bueno golpe de agua caliente, que fluye desenmascarando esas fragancias tan especiales que todos conocemos, y le pegamos un palazo a una abeja.

1 comentario:

TORPEDO dijo...

Acaso esto tiene algo que ver con tirarle agua caliente a los soretes trepadores de Kafkinha?, porque conozco la fragancia de esos vapores.