miércoles, 23 de diciembre de 2009

Incesante metáfora para un vivir enmendado

Fue cuando decidí que la nébula, entonces tormentosa, no iba a resquebrajar una brecha interdimensional simplemente debido a emanar agua por una serie de tubos, o accionar nuestros incisivos sobre una crujiente y grasosa tortafrita, a menos que, tras un impacto psicológico, se diera algo que podría componer un tsunami. Y si es así, ¿para qué hablamos en otras lenguas? En este momento tenés que acordarte de comprar la salsa, y no descomponer del todo la obra. Es un honor, todo está por pasar, y sin embargo se atan a variabilidades que determinan no más que un vacío estructural derivado en pensamientos sin fines concretos o continuos… Y no, no, no… Y si, si, si…